Balazos, no abrazos

Ensalada de grillos

CIRO CASTILLO

Ni fifís ni chairos. Todos los mexicanos quisiéramos que en el tema de la seguridad le fuera bien a cualquier gobierno, sin importar colores ni quiénes sean los que están al frente.

Es, desde hace sexenios, la principal demanda de la población mexicana, incluso por encima de otras exigencias como las económicas.

Desafortunadamente, llegó la esperanza de Fox en el año 2000; el gobierno del empleo en 2006, con Calderón; el regreso del PRI a Los Pinos, con Peña Nieto en 2012 y ahora estamos en la Cuarta Transformación, con Obrador, pero las cosas no mejoran. Al contrario, a veces parecen ir peor.

La pandemia del COVID_19, que comenzó en febrero, nos hizo olvidar un poco aspectos como este, el de la inseguridad; sin embargo, sigue ahí, acechándonos.

Así como millones de mexicanos ahora estamos expuestos a contagiarnos de este virus, también estamos expuestos a ser víctimas de la delincuencia.

Ha habido meses como marzo, cuando en ese período se registraron 3 mil homicidios y, aunque la noticia se diluyó un poco, precisamente por la pandemia, los robos de autos, los robos a casa habitación, los secuestros, los homicidios y toda la violencia que emana de ilícitos como el narcotráfico, siguen ahí.

El caso que prendió las alarmas, al menos momentáneamente fue el homicidio de un juez federal en Colima, este martes. El integrante de la justicia federal fue privado de la vida junto a su esposa, frente a sus hijos y sin que pudiera contar siquiera con guardaespaldas. Nada más dolorosa que esa escena.

Quisiéramos decir lo contrario, no porque sea la 4T, sino porque así estaríamos todos mejor, pero no. La estrategia no ha funcionado. Siguen los balazos, no abrazos…

TERRIBLEMENTE DIFÍCIL

En la mañanera de este miércoles, el Presidente de México envió condolencias a la familia del juez asesinado y condenó los hechos.

Doña Olga Sánchez Cordero, titular de Gobernación, afirmó que es una noticia “terriblemente difícil”, no solamente para ella, sino para el país.

Si los impartidores de justicia, los únicos que pueden enviar a prisión a un delincuente están así de expuestos, qué podemos esperar los mundanos que vamos al día.

“Era un juez penal, yo lo conocí personalmente, era secretario de una de las gentes que estuvo en la Corte durante mucho tiempo.

Y sí, decirles que estaba haciendo su trabajo y murió por hacer su trabajo. Tenía, hasta donde tenemos conocimiento, algunos juicios de personajes de la delincuencia organizada y estaba haciendo su trabajo y lo estaba haciendo bien, lo estaba haciendo bien”, manifestó la ex ministra de la Corte, quien sabe que la inseguridad es el peor dolor de cabeza de este sexenio, quizá más que los problemas de salud y la crisis económica que podría venirse con la pandemia.

“… yo mis respetos, mi consideración, mi afecto a la familia, mi solidaridad y desde luego tenemos que avanzar en el esclarecimiento de este hecho, de estos hechos porque lamentablemente asesinaron a su esposa. Jóvenes, muy jóvenes, tenían dos niñas…”, expresó Doña Olga.

Y sí, toda la condena, toda la solidaridad, además de la promesa de que no habrá impunidad y los responsables van a ser castigados, pero hasta cuándo.

Volvemos al principio. Aunque quisiéramos decir lo contrario la estrategia no ha funcionado, ni con una “Guardia Nacional” que casi ha cubierto el país. Balazos, no abrazos…

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