Un grupo de migrantes venezolanos, provenientes de uno de los grupos de desplazamiento de personas que han partido desde Tapachula, Chiapas, ha arribado a Monclova en busca de refugio y mejores oportunidades de vida.
Sin embargo, tras tres días en la ciudad, muchos de ellos se encuentran viviendo en condiciones precarias, sin los recursos suficientes para alquilar una vivienda o acceder a un albergue, lo que los obliga a permanecer en las calles.
Entre los migrantes se encuentra María del Carmen, quien viaja con su esposo y sus tres hijos de 15, 13 y 3 años. La familia decidió separarse de la movilidad de personas que había salido de Tapachula, debido a temores de inseguridad dentro del grupo. Según María del Carmen, el líder de la caravana contaba con guardaespaldas de dudosa reputación, lo que generaba inquietud y desconfianza.
Acompañándolos en su travesía está Abraham Ravelo, un licenciado en Psicología que también dejó Venezuela ante la falta de oportunidades laborales y la imposibilidad de ejercer su profesión en un entorno controlado por el gobierno de Nicolás Maduro, a quien considera ilegítimo.
En Monclova, los migrantes han buscado formas de sobrevivir. Han cocinado arepas en la plaza de Canaco, donde también han aprovechado una fuente para tender su ropa. Gracias a la solidaridad de una persona local, han podido lavar parte de sus pertenencias.
María del Carmen expresó su preocupación por la falta de recursos y su incertidumbre sobre cuánto tiempo deberán permanecer en México antes de intentar cruzar a Estados Unidos. Aunque llevan más de seis meses en su viaje desde Venezuela, el sueño de llegar al país norteamericano aún parece lejano. Actualmente, esperan reunirse con un grupo que viene desde Nuevo León para continuar su camino hacia Piedras Negras, con la esperanza de abordar un tren que los acerque a su destino final.
El panorama de estos migrantes refleja la compleja situación de miles de venezolanos que huyen de su país en busca de seguridad y mejores condiciones de vida.
Fuente: El Tiempo